Michael Reynolds es un arquitecto que estaba cansado de la subida de la factura eléctrica y un día decidió inventar una tipo de casa llamada nave-tierra que fuese una vivienda autosuficente y sostenible.
En este tipo de casas son viviendas autosuficentes y sostenibles en todos los aspectos. Las aguas fecales se reciclan mediante un sorprendente sistema: gusanos y plantas reciclan las aguas fecales mediante un ingenioso sistema de recicclaje.
El tejado de la casa tiene una forma de embudo y recoge el agua de la lluvia, la cual pasa por un sistema de filtros naturales hasta llegar a un filtro que la depura para beber.
Las viviendas autosuficentes y sostenibles tienen un sistema que en invierno capta el sol a través de un sistema de efecto invernadero. Los rayos del sol llegan al fondo de la casa donde unos neumáticos acumulan esa energía calorífica, acumulación térmica. Por la noche el calor acumulado por los neumáticos se libera. Es decir, las casas nave-tierra no tiene calefacción porque no la necesitan, y resisten a temperaturas de 35º bajo cero. Durante el verano, sin embargo, son casas frescas debido al cambio de inclinación del sol y un sistema de convención que refrigera las viviendas.
Estas casas no están conectadas a nada, son viviendas autosuficentes y sostenibles totalmente, ni siquiera a la red eléctrica. Dado que no gastan calefacción, basta con unas placas solares y generadores eólicos para generar energía eléctrica. Son casasa descentralizadas de cualquier red de suministro.
Incluso el alimento se provee mediante un invernadero.
Los intereses y las leyes norteamericanas le quitaron a Reynols el título de arquitecto porque iba contra las regulaciones del gremio y los intereses del sistema. De modo que reynolds decidió regalar su invento a países azotados por cataclismo naturales y entornos conscientes de la contaminación, como Ushuaia.
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